El 25 de mayo de 1977 se estrenó Star Wars, filme dirigido
por un joven cineasta llamado George Lucas. Entonces Lucas no lo sabía, pero
estaba fundando una nueva religión de cinéfilos que se rindieron ante la mágica
frase de apertura: "Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana",
que tuvo el mismo efecto cautivante del "Erase una vez" de los
cuentos infantiles.
En realidad, nadie creía en el filme y nadie, excepto Steven Spielberg
(compadre de Lucas), apostó a que se convertiría en un éxito. Como era su
costumbre, Lucas invitó a Spielberg a marcharse para Hawaii para, lejos del
mundo, no leer las críticas a la película y, mucho menos, enterarse de que tan
mal le había ido en las taquillas. Una costumbre que mantienen hasta hoy.
Ese 25 de mayo de 1977, Star Wars recaudó, en un número
limitado de salas (cedidas a regañadientes por las cadenas exhibidoras) unos
galácticos $1.5 millones de dólares, una suma nunca vista en taquillas. Y el
mundo le cambió George Lucas.
Dos años antes, Lucas había fundado Industrial Light & Magic
(ILM), empresa dedicada a producir efectos visuales para películas. Este
inquieto director, quería hacer posible para la realización de películas, sus
sueños más salvajes. ILM tuvo a su cargo los efectos visuales de Star
Wars, fundamentalmente a base de maquetas y miniaturas: no había dinero
para otra cosa y tampoco se habían desarrollado las computadoras que lo
permitieran. La frustración de Lucas fue
tal que, 20 años después, relanzó toda la trilogía, añadiendo los efectos que
quiso y no pudo lograr en sus estrenos.
Para Star Wars, Lucas ha dicho mil veces que se inspiró en
dos películas del Maestro Akira Kurosawa: La fortaleza escondida
(1958) y Los siete samuráis (1954). Tomó de esos filmes (y otros
clásicos) la estructura básica, añadió todos los efectos visuales que pudo y
los resultados están a la vista de todos: US$461 millones en USA.
Tres años después llegó El Imperio contra-ataca, dirigida
por Irving Kersher, que consiguió $291 mdd, mientras El retorno del Jedi
(1983, Richard Marquand) alcanzó $309 millones de dólares. Ambas, por supuesto,
estuvieron producidas por el omnipresente Lucas.
Dieciséis años después, el 19 de mayo de 1999, se estrenó Episodio
I: La amenaza fantasma, dirigido por Lucas con un presupuesto de $115
mdd y recaudación de US$474 millones. De nuevo, Lucas usó un intervalo de tres
años entre estrenos. En 2002, Episodio II: El ataque de los clones
se rodó a un costo de US$115 millones, mientras consiguió US$310 en las
taquillas. La "nueva" trilogía concluyó con Episodio III: La
venganza de los Sith (2005), que contó con un presupuesto de US$113 y
recaudación de $380 millones en Estados Unidos.
Entonces entró Disney en escena y le compró su compañía a George Lucas y
le dio rienda suelta a los sueños más salvajes de dos generaciones de cinéfilos
que esperamos pacientemente por 10 años, el regreso de nuestro Salvador
galáctico.
En 2015, nos llegó Star Wars: El despertar de la Fuerza y
los fanáticos de todo el mundo nos declaramos de fiesta y regocijo: $936.6
millones de dólares, la película de mayor recaudación en la historia del cine
en Estados Unidos.
El pasado año, nuestro regalo navideño fue Rogue One: a Star Wars story, séptima en recaudación histórica y la primera de una trilogía de “spin-offs” que ya tienen fecha de entrega: arranque
para el cine a ver Star Wars: The Last Jedi (que vendría a ser el Episodio VIII) y luego hablamos; y prepárese que el 25 de mayo de 2018
se estrena Star Wars Anthology: Hans Solo, mientras que el Episodio
IX, será estrenado en diciembre 2019.
Y ya se anunció una nueva trilogía de esta religión que fundó George
Lucas.
Que la Fuerza nos acompañe.
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