Paul
Verhoeven es un director holandés que se dio a conocer internacionalmente con
su segunda película Delicias turcas (1973), con la que incluso consiguió una
nominación al Oscar a la Mejor Película Extranjera.
La
deliciosa manera en que Verhoeven cargaba sus filmes de cierto contenido
erótico se convirtió, desde el primer momento, en su sello personal. Bajo esa
premisa, dirigió una joyita a descubrir por todos los interesados: El
cuarto hombre (1983).
Por
supuesto, Hollywood le hizo una oferta que no pudo rechazar.
En
Estados Unidos, Verhoeven se dedicó a dirigir sonoros éxitos comerciales:
vainas de ciencia ficción repletas de acción como: Robocop (1987) y Total
Recall (1990); y filmes provocadores como: Bajos instintos (1992) y Showgirls
(1995), a la que los mojigatos gringos crucificaron con la calificación más
terrible: NC-17.
Verhoeven
mantiene intacta esa capacidad de provocación con su nuevo filme Elle,
thriller con carga erótica protagonizado por una increíble Isabelle Huppert.
Punto y aparte.
Isabelle
Huppert es la Meryl Streep de Europa. Una actriz extraordinaria con una carrera
extraordinaria, como se puede colegir a partir de la impresionante cantidad de
premios recibidos: Huppert es la actriz con mayor cantidad de películas
seleccionadas en Cannes, el festival más prestigioso del mundo, en donde ha
ganado en dos ocasiones: Violette Noziére (1978, Claude
Chabrol) y La pianista (2001, Michael Haneke). Es la actriz con más
nominaciones al César, con 16, premio que ganó con La ceremonia (1995)
dirigida por Claude Chabrol.
Ser
dirigida por Chabrol a Huppert le ha funcionado maravillosamente: en Venecia ha
ganado con dos filmes: Un affaire de femmes (1988) y La
ceremonia y en el Festival de Moscú con Madame Bovary (1991).
En 2003,
el Festival de San Sebastián le entregó el Premio Donostia a la trayectoria.
También la han reconocido: Premios EFA, Estambul, Karlovy Vary, Locarno y
Hamburgo.
Por Elle,
un filme que depende totalmente de su personaje, ya ha recogido una avalancha
de estatuillas: el Globo de Oro, el Premio Lumiére, los premios del Círculo de
Críticos de New York y Los Angeles, el premio del Festival de Palms Spring, el
CinEuphoria y un largísimo etcétera.
A sus 63
espléndidos años, Huppert se embarca en el papel de Michèle, una exitosa mujer
de negocios que es violada en su casa, una escena con una fisicidad
escalofriante, que requiere de todo su compromiso y esfuerzo.
A partir
de este hecho consumado, Verhoeven construye un poderoso thriller que va mucho
más allá de la simple presentación de posibles sospechosos para despistar al
espectador (el violador usaba un pasamontañas y no podemos determinar a ciencia
cierta su identidad) y la manera en que la víctima lidia con su trauma: desde
ver a todo el mundo con temor, hasta confesarlo a sus amigos íntimos y comprar
los artilugios que les permitirán preparar su venganza.
La forma
indiferente, casi determinista, en que la víctima asume su terrible experiencia
no permite que el público se identifique completamente con ella. El gran mérito
de Huppert es superar la incredulidad que conspira contra su personaje, con una
maestría pocas veces vista en los últimos años.
Aquí es
importante acotar otro de los rasgos del cine de Verhoeven: casi siempre se
permite analizar la sociedad que retrata. Para el caso la misógina atmósfera de
machos depredadores que rodea al personaje no es casual: un ex que no respeta
las reglas de la separación, unos compañeros de oficina que la acosan con
insistencia, un despistado hijo que tiene cerebro sin estrenar, un vecino que
apenas disimula su lascivia.
Contra
todo y contra todos, el personaje interpretado por Huppert deberá librar su
batalla de liberación particular, con sus distintas intensidades, con sus
peculiaridades. Y en muchos casos, la Huppert lo resuelve con un gesto facial,
un lenguaje absolutamente efectivo cuando se realiza con la certidumbre de esta
memorable actuación.
Elle
funciona perfectamente como la declaratoria de eterna juventud de dos grandes
del cine europeo: Paul Verhoeven e Isabelle Huppert.
ELLE
(2016). Dirección: Paul Verhoeven; Guión: David Birke, basado en la novela de
Philippe Djian; Fotografía: Stéphane Fountain; Música: Anne Dudley; Edición:
Job ter Burg; Elenco: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Jonas Bloquet.
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