La Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo
es, en palabras de Michael Corleone, “una oferta que no se puede rechazar.”
Como cinéfilo militante, acudo al llamado de la pasión por el Séptimo Arte, del
respirar Cine con mayúsculas, aún sea por 10 días frenéticos que me salvan de
la muerte por inanición cinematográfica.
Recogo mis corotos
en una maleta y escojo una de mis máscaras. Tiene la etiqueta de Dulce porvenir y casi una sonrisa
dibujada. No sé que carajos significa. Pero un fundamentalista cibaeño ni huye,
ni baraja pleito, así que marcho con ínfulas de Quijote.
Noche inaugural.
Noche inaugural.
Llegar a Santo Domingo ya también implica re-encontrarme
con muchas amistades cinéfilas. Lidia Bastos, Félix Manuel Lora y Héctor Moreta,
organizadores de la Muestra; con el Comité de asesores: Alberto Ramos, Jorge
Cámara y Armando Almánzar; con las poderosas Zumaya Cordero y Desiree Reyes;
con Angel Haché, Luis Rafael González, Pablo Mustonen y una extensa lista que
hacen que la pela valga la pena.
Algo inédito de los últimos años: el Jurado Oficial
estaba completo y sentadito para la función inaugural: Javier Andrade, María
Margarita Jimenes, Mario Naito, Leticia Tonos y Pericles Mejía. Una junta de
eruditos, sin duda.
La canadiense Gabrielle cautivó a la sala con el drama de
dos jóvenes adultos con condiciones especiales que se enamoran y tienen que
enfrentar el pesimismo de casi todos los que le rodean frente a sus ganas de
vivir como adultos independientes. La directora Louise Archambault maneja con
ternura femenina y mucho tacto esta historia de amor bajo el Síndrome de
Williams.
La noche culminó con cena en Masai Restaurante, en medio
de un tertulia, liderada por Mario Naito, que repasó la historia del Cine hasta nuestros
días. De la Marquesa de chocolate, mejor ni hablo, que todavía estoy llorando
del gusto.
Día 1:
Día 1:
Ya lo he dicho alguna vez y lo repito: las mañanas
post-inaugurales son tan laaaaaaaargas. Por supuesto, hubo desayuno cinéfilo
con Alberto Ramos en el que repasamos personales devociones y recordamos a
Arturo Rodríguez, fundador de la Muestra de Cine y un sembrador de cinéfilos.
Cualquier otro plan se pospuso hasta que retornara el
enfoque que ameritan las letras. Pero también se teoriza durante el almuerzo: Lidia
Greco, jurado de Signis y educadora de toda la vida, tiene interesantes
puntos de vista para mejorar nuestros sistemas educativos.
En la sala, la argentina La Paz (Santiago Loza) explora los intentos de Liso de
reconstruir su vida, luego de estar recluído en una clínica siquiátrica. El
camino parece indicarlo la capital boliviana que alude el título y donde se
necesita más solidaridad para los sedientos de educación.
Luego, tocó el turno a Ilo Ilo, ópera prima de Anthony Chen premiada con la Cámara de Oro en Cannes, y las dulces formas
explotación laboral y la discriminación que se da a los filipinos que buscan
mejorar su condición de vida en Singapur.
El final de la noche fue reservado para la polaca Walesa: la esperanza de un pueblo,
filme en que el veteranísimo Andrzej Wajda recrea la vida de esta popular
figura que fue de trabajador portuario a fundador de Solidaridad, que ganó el
Premio Nóbel y la presidencia de Polonia.
Día 2:
Cuando se tiene un conversador tan versado como Mario
Naito, una mañana resulta poca para repasar algunas de las excepcionales
personas del cine americano contemporáneo y la época Warner de Hitchcock. Pero
el intento se hizo.
Hoy he abrazado a Franklin Hernández, un hermano que me
regaló la cinefilia, mientras compartía con Claudia Lepage, productora de La distancia más larga, que compite
como Opera Prima.
En la sala, la colombiana Tierra en la lengua (Rubén Mendoza), inspirada en la vida de su
abuelo, Don Silvio, es un patriarca testarudo, machista, mujeriego y violento,
que ha llenado el campo con sus bastardos. Toda la atmósfera de la Colombia
rural, con guerrilla incluída, en un callejón sin salida para sus protagonistas.
Luego, la francesa Los
bastardos (Claire Denis) nos hace viajar hasta el fondo de un
misterioso suicidio, detrás del cual hay mucho más cosas ocultas que las que
puedo contar. Para cerrar la noche, El
gran cuaderno (János Szász), nos sitúa en plena segunda guerra mundial,
en el campo húngaro, en condiciones casi bárbaras, dos hermanos son puestos en
custodia de su abuela y tendrán que aprender a sobrevivir a todas las
explosiones.
Día 3:
El propósito manifiesto de esta mañana era reclutar a la
mayor cantidad de comensales para un almuerzo con el Comité Organizador de la
Muestra. El cubano Mario Naito se excusó de inmediato por otra invitación que
tenía ya confirmada. La argentina Lidia Greco se iba con el Jurado Signis
para la playa y, ante la tentación de probar un poquito de nuestro paraíso, era
bien difícil que cambiara de opinión. Pero valió la pena nuestra excursión
gastronómica a Travesías. Fue
tan buena que hasta habichuelas con dulce, de postre, incluyó.
En el cine, abrimos con la española Ismael (Marcelo Piñeyro) sobre la
imperiosa necesidad de un niño de 8 años, el Ismael del título, de conocer a su
papá y como le cambia la vida a todos quienes le rodean. A segunda hora, el
español Manuel Martín Cuenca (habitual de la Muestra) presentó su Caníbal, ante una sala expectante
que se disponía a degustar uno de los platos fuertes del día. Simultáneamente, la
venezolana Claudia Lepage presentaba su producción La distancia más larga ante una sala abarrotada de
compatriotas, bandera incluída. Finalmente, la japonesa De tal padre, tal hijo (Hirokazu Koreeda, otro habitual) es la
historia de unos padres que enfrentan el terrible error de sus niños cambiados
al nacer. Nos hace reflexionar sobre los lazos que creamos entre familia, el
tiempo de calidad que dedicamos a los que queremos y cuál es realmente el
secreto del amar. Con una sobriedad y una precisión extraordinarias.
Día 4:
Una mañana de domingo siempre es tiempo y espacio en que
rara vez aparecen los invitados, en que muy contados salen de sus cuevas y de
los brazos de Morfeo.
En la sala, recibí la visita de Reyna Mendoza, enviada
especial de mi Comité de Apoyo Emocional, con quien compartí la belga El círculo de amor se rompe (Félix
van Groeningen), una de las finalistas del Oscar presentes en la Muestra. Elise
y Didier están destinados a amarse con locura, sin saber que despiertan los
celos de los dioses. Deberán enfrentar insalvables pruebas entre canciones de
bluegrass. A segunda hora, la cubana La
película de Ana (Daniel Díaz Torres) aborda en clave de humor la
precaria situación actual que obliga a muchos cubanos a vender su alma al mejor
postor para conseguir el sustento de cada día. El final de la noche guardaba
una agradable sorpresa: la argentina Ciencias
naturales (Matías Luchessi) en la que Lila, de 12 años, siente la
imperiosa necesidad de conocer a su padre. En medio de la pampeana Córdova, los
agrestes y templados paisajes contrastan con la vitalidad y la determinación de
Lila y un viaje que cambiará su vida.
Día 5:
Después de la breve tertulia del desayuno, la mañana de
este lunes disfrazado de domingo (gracias al feriado) ha servido para hacer
algunas notas para el curso de “Estética del Cine Contemporáneo” que imparto la
próxima semana.
En la sala, la venezolana Pelo malo (Mariana Rondón), describe las duras condiciones de
vida para Junior, su madre que es una joven viuda y su hermanito menor en la
caótica Caracas de hoy día. A la madre le preocupa la obsesión de Junior con
alisarse el pelo para la foto escolar. Un callejón sin salida que no brinda
muchas esperanzas. Y si la vida te da limones, hazte una limonada. En la segunda
sesión, la peruana El limpiador
(Adrián Saba) sorprendía con su propuesta: Lima se ve plagada por una
misteriosa epidemia, mientras Eusebio trata de encontrar la familia de un niño
que ha encontrado en una casa abandonada. Simultáneamente, fueron presentados
dos de los cortos ganadores del concurso ShortFest Mazola: Suicidio y Asesinato de Guille Mueses y Babbo de Gabriel Valencia y Dulci Lieggi, excelente manera de
estimular el surgimiento de nuevos realizadores. Finalmente, el maestro Wong
Kar-Wai nos deslumbraba con su hermosa The
Grandmaster, historia de traición, honor y amor que ocurre luego de la
caída de la última dinastía de China, una época de oro para las artes
marciales.
Día 6:
Esta mañana hicimos el recorrido habitual para los
invitados internacionales: Puerta del Conde, Mercado Modelo de la Mella, Catedral
de Santo Domingo y, poco a poco, lo trocamos en un “tour ferretero” que llenará
de orgullo a los hijos de Lidia Greco, cuando se enteren.
En la sala, pudimos apreciar con tranquilidad la
venezolana La distancia más larga
(Claudia Pinto Emperador). En la segunda hora tocó el turno de presentación de El idiota, el tercer corto
seleccionado dentro del ShortFest Mazola. Simultáneamente, disfrutábamos
de Finsterworld (Frauke
Finsterwalder), curioso montaje episódico que nos muestra las historias de varios
personajes en la Alemania contemporánea y de cómo, la decisión de una persona
termina por afecta a todo un grupo.
Para el final de la noche, Tierra en la lengua (Rubén Mendoza), una minimalista historia
del abuelo que le enseña a dos de sus nietos a “ponerle alitas al diablo” en la
Colombia rural, azotada por la violencia.
Día 7:
Una mañana frenética para enviar a tiempo a Iván Mora,
recién llegado de Ecuador, a una entrevista a Listín Diario, pisar un
local del BHD para felicidad de Mario Naito y organizar agendas en la
convocatoria del almuerzo en Asia Mia. Todo recompensado por su helado
revestido de coco frito, postre tan delicioso que debe ser ilegal en alguna
parte del mundo.
En la sala, películas con un común denominador: el masaje.
La alemana Love Steaks (Jacob Lass),
una historia de amor entre polos opuestos en un lujoso hotel. Clemens y Lila
quebrantarán más de una regla social. En Caníbal
(Manuel Martín Cuenca), Carlos es el sastre más prestigioso de Granada, pero
tiene un pequeño problema: le gusta la carne…humana. Una masajista rumana va a
representar su gran conflicto. Entre masajes, el ecuatoriano Iván Mora ha
presentado su ópera prima Sin otoño,
sin primavera, retrato de la desencantada juventud de clase media guayaquileña
y su búsqueda de la felicidad.
En la sala, Ayer
no termina nunca (Isabel Coixet): una historia de pareja que hacer un
grandísimo honor a su título. A segunda hora, se presentó el documental Blanco (Melvin Durán), ganador del I
Festival Dominicano de Documentales, que causó una muy buena impresión
entre los asistentes. El plato fuerte de la noche fue, sin dudas, La vida de Adéle (Abdellatif
Kechiche) la historia de una adolescente que quiere conocer más del mundo y de
la vida y el mejor mapamundi que encuentra es otro cuerpo de mujer. Como es
habitual, Kechiche planta su mirada donde otros miran hacia las nubes y nos
encanta con su puesta en escena natural, sin artificios.
Día 8:
Entre enviar a los ecuatorianos Javier Andrade e Iván Mora a Cineasta Radio, llevar a
Naito a la tienda de computadoras más cercana y buscar, infructuosamente, un
ejemplar de Listín Diario, se consumió la mañana. A la 1 de la tarde el
Jurado Oficial inició su proceso de laaaaaaaaargas
deliberaciones, que apenas
nos dejó tiempo para almorzar antes de arrancar para el cine. Habemus veredictus, pero ya saben que no puedo revelar nada.
Día 9:
Mi lado sádico queda complacido con sacar de la cama a
Javier Andrade pasadas las 10 de la mañana: se comprometió para un paseo a la
Zona Colonial junto a Iván Mora. Antes, su dosis de malecón, espectáculo que
siempre les resulta maravilloso. Junto al mar, Iván ha lanzado su nuevo
proyecto: la primera película selfie
del mundo. Ya andamos buscando patrocinio.
En la sala, la chilena Matar a un hombre (Alejandro González Almendras) nos impacta
con su sobria y minimalista puesta en escena. Un guión formidablemente construído
para llevarnos de la mano de este hombre y su familia, acosados por un delincuente de poca monta. Luego, la venezolana Azul y no tan rosa (Angel Ferrari), arrancaba carcajadas a la
audiencia y promovía sin mucho profundizar mayor tolerancia hacia el mundo
LGBT. La multitud que se presentó para ver La gran belleza (Paolo Sorrentino) obligó a habilitar una sala
extra para su exhibición. Esta carta de amor a Roma encantó a un público
expectante que rió con cada chiste, celebró las canciones y se deleitó con la
belleza de la Ciudad Eterna. Eso es lo que llamaría el peso específico de un Oscar en la categoría de Mejor Película
Extranjera.
Día 10:
Estos son los ganadores en la Muestra de Cine 2014:
Ciguapa de Oro a la Mejor Película: La Paz de Santiago Loza.
Mejor Director: János Szász por El gran cuaderno.
Mejor Actor: Jairo Salcedo por Tierra en la lengua.
Mejor Actriz: Veerle Baetens por El círculo de amor se rompe.
Mejor Guión: Alejandro Fernández Almendras por Matar a un hombre.
Mejor Fotografía: Pau Esteve Birbau por Caníbal.
Mejor Opera Prima: Ciencias
naturales de Matías Lucchesi.
Premio Mazola del Público: El círculo de amor se rompe de Félix van Groeningen.
Premio Signis a la Mejor Película: Pelo malo (Mariana Rondón)
Epílogo: Lo peor de todo es la resaca del día después. Ese
volver a la vulgaridad cotidiana, a los super-héroes del verano. A veces dan
ganas de clamar por un diluvio insecticida. Nunca tanto.
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