A juzgar por la sinergia que fluye del grupo creado en WhatsApp como canal de comunicación para el Jurado de la IV edición del Festival Internacional de Cine de Fine Arts, este año la cosa será de película: sólo se habla de Cine y alcohol.
Bajo la batuta de la incansable Zumaya Cordero, el Festival Internacional de Cine de Fine Arts 2013, de nuevo, servirá como plataforma para disfrutar de algunos filmes que han sido presentados y/o galardonados en los principales festivales del mundo.
Para la ocasión, me permite compartir como Jurado con las cinéfilas personalidades: Desiree Reyes (inmersa en el rodaje de Lotoman 003), la actriz y realizadora Fiora Cruz, el director José María Cabral y los críticos Alfonso Quiñones, José Rafael Sosa y Hugo Pagán Soto.
Noche Inaugural.
Para un cibaeño acostumbrado al pausado ritmo de Santiago, llegar a Santo Domingo es enfrentar el difícil reto de sobrevivir cuerdo a los tapones.
Llegar a Fine Arts y saludar a mi hermano Martín Díaz Bello, a Desiree Reyes, a Lidia Bastos, Héctor Moreta y Luis Rafael González, a otros hermanados por la cinefilia, forma parte importante de esta cita anual con el Buen Cine.
200 cartas (Bruno Irizarry), el filme boricua escogido para dar apertura al Fine Arts, es una comedia romántica y a la vez una road-movie que sirve para mostrar las bellezas naturales de Puerto Rico y la belleza particular de sus protagonistas: Dayanara Torres y Mayra Matos, presentes en la gala.
Día 1.
Las mañanas post-inaugurales siempre parecen tan laaargas, como domingo de jubilados. Alguno pensará que todo es culpa de las Miller consumidas en el afterparty, pero no: sólo se trata de la calma que le sigue al júbilo de otra entrega más.
José María Cabral llegó literalmente corriendo a la función de Roa, drama de reconstrucción histórica del colombiano Andrés Báiz (ganador del Premio del Público en la pasada edición con La cara oculta). Una cuidadosa recreación de los hechos en torno al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, en Bogotá, una tragedia que marcó la historia contemporánea de Colombia.
Los planes eran ver 15 años y un día, pero un cambio nos condujo hasta la agradable comedia francesa Welcome to Mendoza (Edouard Deluc), sobre las peripecias de dos franceses en Argentina y su compromiso de llegar a tiempo a Mendoza para la boda de su primo.
Día 2.
La visita al Museo de Arte Moderno, donde se exhiben las obras participantes de la 27 Bienal de Artes Visuales es el compromiso de la segunda mañana en la Ciudad de la Furia.
La tarde inicia con un helado de chocolate en Dolce Italia junto a José María Cabral, joven director con muchas historias que contar.
En el cine, Se vende (Jorge Perugorría) llenaba todo el espacio con su humor negro, con su ingeniosa crítica a la Cuba contemporánea.
A segunda hora, el mismísimo Eduard Fernández presentaba para una sala expectante Una pistola en cada mano (Cesc Gay), un filme coral con muchos hombres a la deriva, que nos dejan saber su desastrosa situación con sutiles palabras y eficientes actuaciones de un elenco de lujo.
Quise seguir, pero otra cosa me dictaba el cuerpo: a acostarse que mañana hay que caminar la Zona Colonial.
Día 3.
En representación de mi Comité de Apoyo Emocional, desde Santiago me visitan Laura Katherine y Reyna Mendoza, con quienes recorro la Zona Colonial: ser santiagueros es una llave que abre la Puerta del Conde en reparación.
Al arrullo de las olas del Mar Caribe, una pechuga de pollo sabe más sabrosa. Sino que se lo pregunten a Laura Katherine.
Ya en la sala, la rumana La postura del hijo (Calin Peter Netzer) nos impactaba con su contundente drama sobre una sobreprotectora madre, Cornelia (una excelente Liminita Gheorghiu), que trata de evitar que su retoño vaya a la cárcel por homicidio involuntario. El enfrentamiento entre las clases sociales rumanas y la posibilidad de burlar el sistema nos conducen a un emotivo final en que la cámara es manejada con singular maestría.
A segunda hora, la costarricense Princesas rojas (Laura Astorga) habla de una familia nicaragüense que se refugia en Costa Rica durante los años de la Revolución Sandinista. Todo visto desde los ojos de Claudia, una niña con ganas de tener una vida normal, sin tantas huidas, sin trincheras.
Finalmente, Paraíso: Esperanza, la tercera película de la trilogía del maestro Ulrich Siedl, nos presenta la historia de Melanie, una chica de 13 años que asiste a un campamento para adolescentes con sobrepeso y su obsesión con un médico 40 años mayor. La mano de maestro se siente dirigiendo cada fotograma.
Día 4.
Consumir toda la mañana del domingo tiene una recompensa única: almuerzo en Dolce Italia, aunque la jartura despiadada no nos permitiera degustar el helado. Otra vez será.
La tarde me trajo sonriente, en ralentí, como en una película de Antonioni, a Daniela López-Monteiro, compañera de Franklyn Hernández y mamá de Lucía, oficios que comparte con una carrera dentro del mundo del cine.
En la sala, 42 (Brian Helgeland) recreaba la historia de Jackie Robinson, el legendario jugador de béisbol que rompió para siempre las barreras raciales en ese deporte. Convencional, pero efectiva.
A segunda hora, La jaula de oro (Diego Quemada-Diez) ha estremecido a sala con la contundencia de su drama sobre tres adolescentes a bordo de La Bestia y su intención de cruzar todo México para llegar a la tierra prometida.
Día 5.
Durante el desayuno, he compartido con Luis Carcheri, distribuidor panameño afincado en Costa Rica y magnífico conversador, sobretodo cuando se trata del cine nuestro de todos los días. También le he acompañado al almuerzo mexicano en El Agave: las chimichangas te dan ganas de cantar.
Como buen anfitrión, le acompaño a un rápido paseo por la Zona Colonial, sólo para verificar que, 4 siglos después, el Reloj del Sol sigue dando la hora.
En la sala, Ginger & Rosa ha aportado la intuitiva mirada femenina de Sally Potter al despertar sexual de dos adolescentes inglesas, entre Crisis de misiles y marchas anti-nucleares, con música de Dave Brubeck de fondo.
A segunda hora, Luis Carcheri ha presentado Puerto Padre (Gustavo Fallas), un drama sobre un adolescente que busca su lugar en el mundo luego de la muerte de su madre. Con algunos errores menores, propios de cualquier ópera prima, destaca la honestidad de su denuncia sobre estos personajes marginados, y además presentes en cualquier paraje de América Latina.
Para cerrar la noche, primer cruce de favoritas entre jurados. Quisiera lanzar algunos pronósticos, pero la prudencia es buena consejera.
Día 6.
Sólo bastó que Luis Carcheri manifestara su deseo de conocer gente de pueblo para que tomáramos la carretera Mella camino a Los Mina. Esa actividad consumió todo el tiempo hasta la hora de almorzar.
La primera temeridad de la tarde fue ofrecerme de voluntario para acompañar a Carcheri hasta la Dirección General de Cine, donde se encontraría con Jacqueline Bello, apreciada amiga que me tiene bajo amenaza física. La amenaza no se concretó: pesa más el cinéfilo cariño, pero todavía no estoy “frío”.
En la sala, la agradable sorpresa fue la argentina Los dueños (Ezequiel Radusky y Agustín Toscano) que estructura muy bien un conflicto de clases y de la moral de cada quien en una estancia de la Pampa, cuya implícita regla de oro es: “Lo que pasa en Tucumán, se queda en Tucumán.”
A segunda hora, la francesa Adiós a la Reina (Benoit Jacquot) recrea con esa precisión y elegancia que sólo los franceses saben lograr, los días finales de María Antonieta, Luis XVI y la Corte de Versailles. Lo novedoso es la perspectiva: desde el punto de vista de una de las lectoras de la Reina que, en su infinita fidelidad y vocación de servicio, arriesga su vida para complacer sus caprichos.
Día 7.
La camaradería creada con Luis Carcheri permite extender la jornada de desayuno hasta que, literalmente, nos echan del restaurante. De lo que se trata es de la posibilidad de un lenguaje común para el cine latinoamericano que nos permita vernos y convencernos de que somos un continente con muchas diferencias, pero también con más de un común denominador.
En la sala, La bicicleta verde (Haifaa Al Mansour) cautivaba al público con la gracia especial que le confieren las mujeres a todo lo que hacen, y máxime cuando se trata de la primera película dirigida por una mujer en Arabia Saudita.
Luego, el maestro Ulrich Seidl escandalizaba a los mojigatos con su Paraíso: Amor, primera parte de su trilogía sobre tres mujeres en la búsqueda de su felicidad. Teresa se va a Kenia a comprar turismo sexual.
Finalmente, Wakolda (Lucía Puenzo) conquistó la sala con su bien construido thriller sobre la presencia de Josef Mengele en una apartada región de Bariloche, en la que se insertará como ángel de la muerte en la vida de una familia, mientras sus persecutores le pisan los talones.
Día 8.
Al grupo se ha unido el venezolano Leonidas Urbina, quien viene a presentar Piedra, papel o tijera (Hernán Jabes), filme que fue postulado al Oscar por Venezuela el pasado año. Al borde del mediodía, le acompañamos a la entrevista en Cineasta Radio en la que, a pesar de sus aprehensiones, habló desenvuelto de todo cuanto se le preguntó.
En la sala, 15 años y un día (Gracia Quejereta), que es la postulada por España al Oscar, mostraba la importancia del cariño y la comprensión en el seno de una familia con adolescente que le gusta vivir peligrosamente. Con una adecuada actuación de su elenco, desde la veterana Maribel Verdú hasta el novato Arón Piper, pero que nos deja con la idea de que algo falta para que funcione la fórmula.
Con gran respaldo de la colonia venezolana, se presenta Piedra, papel y tijera que ha consternado con su disección de la sociedad contemporánea representada en una familia en la que se ha perdido el respeto, la comunicación, la tolerancia. Todo esto, mezclado con la violencia de las calles caraqueñas, es una montaña rusa hacia el despeñadero.
Día 9.
La burocracia se ha tragado la mañana. No somos ni estamos sin un certificado que lo demuestre más allá de nuestra presencia física: el sentido común es el menos común de todos los sentidos.
A primera hora, Gloria (Sebastián Lelio) nos fulmina con su sonrisa, con sus ganas de empezar de nuevo a sus 58 años, con su desnudez de cuerpo y alma, con sus arrebatos de adolescente. Premiada en Berlín como Mejor Actriz, sin duda que este personaje es para su protagonista Paulina García, una nueva marca histriónica en el cine latinoamericano.
Y hablando de actrices, la historia de la cubana Carmita Ignarra, retomada por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, nos estremece por su ternura, pero también por su tinte de tragedia griega. Ignarra era de las actrices más bellas del cine de finales de los 50 y una gran figura en Cuba, hasta que se casó con un productor mexicano que le retiró de la vida pública. La forma íntima en que los directores abordan a la actriz y su vida es digna del mejor elogio.
Habemus veredictus, pero no puedo decir ni pío.
Día 10.
El hombre es un animal de costumbres, cierto. Pero se pueden incorporar otras nuevas: la visita a MovieMax en la que ha conseguido, en blueray, ejem, joyitas francesas como Los intocables, Little White Lies y Rust and Bone.
El resto es hacer “turismo cinematográfico”, librado de las obligaciones como jurado, ver cine por el placer de ver cine, como degustar Paraíso: Amor y Paraíso: Fe, dos de la trilogía de Ulrich Seidl. Estas dos hermanas y la hija de una de ellas y sus tortuosos caminos para alcanzar la felicidad. En el caso, de Anna María, ella carga todo el peso de la cruz de Jesús, ella se siente culpables de nuestra lascivia, de nuestros pecados, se flagela en el nombre de todos y ama al Señor por sobe todas las cosas. Más allá del dolor físico, duele ver lo confundida que vive.
Luego sólo resta llegar al hotel y preparar maletas para retornar a la Ciudad Corazón, a primeras horas del domingo.
Cuatro días después…
Mejor Película: La jaula de oro (Diego Diez-Quemada)
Mejor Director: Diego Diez-Quemada por La jaula de oro.
Mejor Actor: Alex Brendemulh por Wakolda.
Mejor Actriz: Paulina García por Gloria.
Premio Especial del Jurado: Carmita (Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas).
Premio Orange del Público: Gloria (Sebastián Lelio).
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