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jueves, febrero 28, 2013

El Oscar, Seth MacFarlane y el buen gusto.

En junio de 2012, se estrenó en cines el filme Ted, escrito y dirigido por Seth MacFarlane y protagonizado por Mark Wahlberg y un osito de peluche que, en buen dominicano, es un perro: vulgar, misógino y prosaico.
Para mi no fue sorpresa que debutara en el primer lugar de las taquillas con US$54 millones en su primer fin de semana, convirtiéndose, de paso, en la comedia de calificación R con mejor debut en la historia del cine. Lo preocupante es que en octubre se convirtió en la comedia R de mayor recaudación de todos los tiempos con US$218 millones. Un dato que revela hasta qué punto gusta al público promedio la vulgaridad y cierto humor escatológico.
Es una realidad ineludible: el buen gusto está en vías de extinción.
Cuando se anunció que Seth MacFarlane sería el anfitrión de la ceremonia del Oscar, era clara señal de lo que sería la noche. El pasado 24 de febrero, al igual que millones de televidentes en todo el mundo, sentí que MacFarlane se pasó de la raya en varias ocasiones.
Para comenzar, interpretó la canción “We Saw Your Boobs” (que hay que traducir como “Vimos tus tetas”) en la que se enumeraban los filmes en que algunas de las actrices presentes mostraron sus encantos. Faltó gracia y sobró vulgaridad, sino que le pregunten a Charlize Theron, una de las aludidas. Y terminó haciendo chistes a costa de Abraham Lincoln y la comunidad judía de Hollywood.
Por supuesto, la participación de MacFarlane generó protestas.
Pero, como para que uno no pierda la capacidad de asombro, al día siguiente se conocieron los resultados de medición de Nielsen: “no sólo incrementó la cantidad de espectadores con respecto al año pasado, sino que lo hizo entre la franja de población que realmente importa, personas de entre 18 y 49 años”. El reporte concluye con una frase lapidaria: “Todo un triunfo para la cadena ABC.”
O sea, que lo más probable es que lo contraten de nuevo para el próximo año, independientemente de las protestas y las declaraciones del propio MacFarlane de que no le interesa volver a animar la entrega del Oscar.
Quisiera estar equivocado, pero es indudable que el buen gusto está en extinción.

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