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viernes, enero 18, 2013

Bestias del sur salvaje: el mundo según Hushpuppy.

(De vez en cuando, un filme nos descubre nuevos universos y reinvidica este triste oficio de la crítica de cine. Lo que sigue son mis torpes notas de un filme que me ha impactado con una fuerza extraordinaria: Bestias del sur salvaje, ópera prima de Benh Zeitlin, justamente reconocido con la Cámara de Oro en Cannes.)

Hushpuppy tiene sólo 6 años y sobre sus hombros la misión de salvar el mundo de la inminente catástrofe. Así de simple, así de complicado. Es la poética mirada que Benh Zeitlin da al universo de esta carismática niña del sur de New Orleans, de La Tina, la comunidad marginada de turno.

El karma de vivir al sur. La Tina bien podría ser La Barquita (en Santo Domingo) o El Hoyo de Bartola (en Santiago): esas bestias salvajes que tenemos bien contenidas a nuestro sur. Al sur de nuestros elegantes edificios de apartamentos y shopping-malls, invisibles al ojo que busca las imágenes de postalitas y ese stress embotellado que llamamos progreso y que viene con una advertencia terrible: al que se pasa de dosis, lo enchufamos a una pared.

Hushpuppy y los dioses. Todo está escrito y Hushpuppy sabe que ha faltado el respeto a su progenitor, desatando los demonios de la tierra, propiciando el diluvio universal que terminará ahogándolo todo: las bestias del pasto y del mar, la fuerza de voluntad, las esperanzas de una paloma con una rama de olivo. Bueno, nada que unos cartuchos de dinamita no puedan resolver: volamos el dique, compartimos la inundación con el Norte y listo.

Hushpuppy y el planeta. Este equilibrio contra el que conspiramos cada día, terminará quebrándose, derritiendo los polos, liberando los Uros, las bestias del sur prehistórico que huelen nuestro miedo, que nos persiguen incansables, que convierten nuestros sueños en pesadillas, que sólo pueden ser vencidos con la determinación de cambiarlo todo, para que todo siga como antes.

Hushpuppy y Albert Einstein. “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” Cuánta razón tiene: esa determinación de los habitantes de La Tina de enfrentarlo todo: las inclemencias del tiempo, la discriminación del Norte, las advertencias de que no pertenecen a ese sitio, el azote de los ciclones. Pero nada puede con su voluntad de, contra toda adversidad, hacer parir la tierra con los frutos que necesitan, de domesticar las bestias para que les sirvan de compañía y alimento, de vencerlo todo y sobrevivir, como las bestias.

Hushpuppy y la Sagrada Familia. Cada cosa tiene un lugar en el universo y debe estar en su lugar para mantener el equilibrio. Para Hushpuppy está claro que debe resolver el problema de su incompleta y disfuncional familia. Todo se reduce a las opciones que tiene a mano, a las chicas de vida fácil, que no alegre, que aconsejan enfrentarlo todo con una sonrisa prefabricada. Con la más solidaria, tratará de sustituir a la madre ausente que siempre da consejos fantasmas y pregunta por las cosas cotidianas, como si estuviera viva.

Hushpuppy y el Futuro. Para las bestias que vivimos en el sur salvaje, todo está por hacerse. Para lograr lo que merecemos no hay de otra: reunir coraje, cruzar las aguas, sembrar amor.

Bestias del sur salvaje (2012). Dirección: Benh Zeitlin; Guión: Lucy Alibar y Benh Zeitlin, basado en la obra “Juicy and Delicious”; Fotografía: Ben Richardson; Música: Dan Romer y Benh Zeitlin; Elenco: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry.

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