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miércoles, julio 11, 2012

El poder de seducción de los super-héroes

Como ya se conocen los números de taquillas para los primeros 6 días en USA de El sorprendente Hombre Araña (US$140 millones recaudados), es indudable: dentro de los poderes de los super-héroes está el de seducir a las audiencias.

Este mismo año, Los vengadores se ha establecido como la tercera película más taquillera en la historia del cine con más de US$609 millones, sólo detrás de Avatar y Titanic.

Y ese poder de seducción se extiende en varios sentidos: no sólo Peter Parker se consiguió a Gwen Stacy, sino que, para suerte de los mercadólogos, los actores Andrew Garfield y Emma Stone han llevado su romance más allá de la ficción (obligando a diseñar un nuevo afiche para el filme) y se pasean agarraditos de manos por las alfombras rojas de todo el mundo. La crónica rosa ayuda al éxito de un filme.

Pero hay un aspecto de ese poder de seducción que todavía me resulta más interesante: la atracción que tienen sobre los directores de cine independiente.

Comencemos por El sorprendente Hombre Araña. Su director es Marc Webb, quien nos conquistó con su ópera prima 500 días con ella (2009), anti-comedia romántica que se paseó por varios festivales.

La franquicia del Hombre Araña la revivió Sam Raimi, quien cuenta con títulos tan estimulantes como A Simple Plan (1998) y The Gift (2000).

Por ahí viene zumbando El caballero de la noche asciende. La nueva entrega de Batman está dirigida por Christopher Nolan, quien me dejó perplejo con su magnífica Memento (2000).

La franquicia de Batman la revivió Tim Burton en 1989. Este es un caso peculiar porque su prestigio creció con este filme, pero ya sospechábamos que su talento daba para mucho más: El joven manos de tijeras (1990) y Ed Wood (1994).

En 1994, Brian Singer sorprendió agradablemente al mundo cinematográfico con Sospechosos de siempre. En el 2000, dirigió X Men.

Ese mismo año, la dominicana Michelle Rodríguez se dio a conocer gracias a Girlfight, un filme independiente que dirigió Karyn Kusama. Kusama luego ha dirigido cosas como Aeon Flux (2005).

Uno de los casos más dolorosos, por los resultados obtenidos, es el de Michel Gondry. Este francés dirigió Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004, hasta llegamos a elogiar la actuación de Jim Carrey). Pero Don Dinero le fundió algunos circuitos y el pasado año hizo El avispón verde.

Sé que dirigir un éxito de taquilla que le gane un puesto en el stablisment de Hollywood es el sueño de cualquier director, incluyendo los independientes, pero esta es una ecuación que atenta contra el Séptimo Arte: cuando nace un taquillero, perdemos un autor.

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