Martin Scorsese es el gran Maestro de la dramaturgia cinematográfica contemporánea: ha visto y apreciado más cine que cualquier otro de sus colegas.
Un libro como La invención de Hugo Cabret, abierto homenaje del estadounidense Brian Selznick a George Meliés, el primer gran dramaturgo que tuvo el cine, ha sido escrito sólo para que Martin Scorsese lo convierta en película. Y lo haga con la perfección de Maestro que amerita la situación y con el amor de cinéfilo hacia el arte más importante del siglo XX.
Hugo es una carta de amor sin precedentes en la historia del cine: en el momento en que se anuncia la desaparición del celuloide como medio de trabajo (anoten: en par de años, todas las proyecciones serán digitales) reconocer a los pioneros del cine y, entre ellos, al grandioso George Meliés. Resulta sintomático que se lanza el mismo año en que Kodak se declara en quiera y su nombre desaparece del Teatro en que entregan el Academy Award.
Scorsese se vale de la mejor nueva tecnología actual, el 3D digital, para volver a la raíz, a ese París de los años 20, en que dos jovencitos descubren la magia de los sueños cuando asisten a la proyección de Safety Last (1923, Harold Lloyd) y su genial escena colgando de un reloj, clonada en plan homenaje en Hugo.
Nueva vez (¿Déja vu?) asistimos a las proyecciones del nuevo invento de los Lumière en las que el público salía corriendo de la sala al ver La llegada del tren. En esa capacidad de asombro (intacta hasta nuestros días) reside la magia del Cine como fábrica de sueños.
Scorsese nos brinda el sueño en 3D digital. Lo lamentable es volver a esta realidad de almas gemelas perdidas en el neón, castigadas a 40 años de (di)vagar entre la estupidez, incapaces de alcanzar su happy ending: una bendición sólo posible en el universo de las películas.
HUGO (2011). Dirección: Martin Scorsese; Guión: John Logan, basado en la novela “La invención de Hugo Cabret” de Brian Selznick; Fotografía: Robert Richardson; Música: Howard Shore; Elenco: Asa Butterfield (Hugo), Chloë Grace Moretz (Isabelle), Ben Kingsley (Meliès), Sacha Baron Cohen (policía).
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