Hace poco más de dos años, la novela de J. K. Rowling, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, vendió 11 millones de ejemplares en 48 horas, sólo en Estados Unidos e Inglaterra.
Eso no sólo convierte a Harry Potter en un fenómeno editorial, sino también social por el gran impacto cultural que produce en sus lectores. En palabras del Primer Ministro Británico Gordon Brown, “J.K. Rowling ha hecho más por la literatura que ningún otro ser humano.”
La afirmación es discutible, pero los 400 millones de ejemplares vendidos de las 7 novelas del aprendiz de mago son un hecho irrebatible.
Por supuesto, Warner Brothers lo sabía hace 10 años. Y, desde el lanzamiento de la primera en 1997, amarró en contrato las primeras cuatro entregas. Como la inversión dio resultados tan positivos, se redondeó el negocio para las 8 películas (la última novela de la saga será rodada en dos partes que se estrenarán en noviembre de 2010 y julio de 2011, respectivamente).
Independientemente de su éxito editorial, sorprende también la fidelidad de sus fanáticos hacia todo lo que representa la marca Harry Potter, incluyendo sus películas. Creo que esta saga abre un nuevo capítulo en la difícil relación cine y novela, caracterizado por la total aceptación de sus seguidores al concepto desarrollado para la pantalla grande.
Ahora que se estrena Harry Potter y el misterio del Príncipe, bien vale la pena repasar la estela triunfal de las anteriores:
Chris Columbus, creador de éxitos de taquilla como Home alone, fue impuesto por Warner Brothers como director de la primera cinta de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal (2001), por encima de nombres como Steven Spielberg y Terry Gilliam. El chisme con este último dura hasta nuestros días.
Como recaudó unos $317 millones de dólares (en todos los casos, números de taquilla en USA), a sólo 3 días de su estreno se puso en marcha el rodaje de Harry Potter y la cámara secreta, que engrosó otros $262 millones a las arcas de sus productores.
El mexicano Alfonso Cuarón dirigió Harry Potter y el prisionero de Azkaban que consiguió la nada despreciable suma de $249 millones. Le siguió el inglés Mike Newell con Harry Potter y el Cáliz de fuego, que alcanzó $290 millones en recaudación.
Hace dos años, los miembros de esta nueva religión renovaron sus votos de fidelidad con Harry Potter y la Orden del Fénix, que dirigió David Yates y consiguió $292 millones. Razones de más para que Yates repitiera como director en la sexta entrega de la saga Harry Potter y el misterio del Príncipe. Al momento de escribir estas líneas, tenía acumulados unos $274 millones de dólares.
¿Cómo valoramos este filme? A la salida de la Premiere, mis encuestados abarcaban todos los matices: desde “la mejor película de la serie” hasta “una película insoportable”. Como común denominador: todos estábamos anonadados en el mundo del Colegio Howgarts de Magia y Hechicería.
Eso no sólo convierte a Harry Potter en un fenómeno editorial, sino también social por el gran impacto cultural que produce en sus lectores. En palabras del Primer Ministro Británico Gordon Brown, “J.K. Rowling ha hecho más por la literatura que ningún otro ser humano.”
La afirmación es discutible, pero los 400 millones de ejemplares vendidos de las 7 novelas del aprendiz de mago son un hecho irrebatible.
Por supuesto, Warner Brothers lo sabía hace 10 años. Y, desde el lanzamiento de la primera en 1997, amarró en contrato las primeras cuatro entregas. Como la inversión dio resultados tan positivos, se redondeó el negocio para las 8 películas (la última novela de la saga será rodada en dos partes que se estrenarán en noviembre de 2010 y julio de 2011, respectivamente).
Independientemente de su éxito editorial, sorprende también la fidelidad de sus fanáticos hacia todo lo que representa la marca Harry Potter, incluyendo sus películas. Creo que esta saga abre un nuevo capítulo en la difícil relación cine y novela, caracterizado por la total aceptación de sus seguidores al concepto desarrollado para la pantalla grande.
Ahora que se estrena Harry Potter y el misterio del Príncipe, bien vale la pena repasar la estela triunfal de las anteriores:
Chris Columbus, creador de éxitos de taquilla como Home alone, fue impuesto por Warner Brothers como director de la primera cinta de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal (2001), por encima de nombres como Steven Spielberg y Terry Gilliam. El chisme con este último dura hasta nuestros días.
Como recaudó unos $317 millones de dólares (en todos los casos, números de taquilla en USA), a sólo 3 días de su estreno se puso en marcha el rodaje de Harry Potter y la cámara secreta, que engrosó otros $262 millones a las arcas de sus productores.
El mexicano Alfonso Cuarón dirigió Harry Potter y el prisionero de Azkaban que consiguió la nada despreciable suma de $249 millones. Le siguió el inglés Mike Newell con Harry Potter y el Cáliz de fuego, que alcanzó $290 millones en recaudación.
Hace dos años, los miembros de esta nueva religión renovaron sus votos de fidelidad con Harry Potter y la Orden del Fénix, que dirigió David Yates y consiguió $292 millones. Razones de más para que Yates repitiera como director en la sexta entrega de la saga Harry Potter y el misterio del Príncipe. Al momento de escribir estas líneas, tenía acumulados unos $274 millones de dólares.
¿Cómo valoramos este filme? A la salida de la Premiere, mis encuestados abarcaban todos los matices: desde “la mejor película de la serie” hasta “una película insoportable”. Como común denominador: todos estábamos anonadados en el mundo del Colegio Howgarts de Magia y Hechicería.
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