Por varios años, el ejercicio de la crítica cinematográfica ha sido una de las constancias de mi vida. Esta página es una ventana más que sumo a ese propósito. -José
Páginas
▼
lunes, junio 29, 2009
El niño con el pijama de rayas
El Holocausto ha sido tema de innumerables filmes.
Ahora nos llega El niño con el pijama de rayas, basada en la novela de mismo título de John Boyne, quien también escribió el guión, conjuntamente con el director Mark Herman.
Creo que el elemento que más destacable de la película es que, a pesar de que trata un tema tan sensible y controversial, lo hace con un tacto realmente asombroso, traduce el horror del Holocausto en una historia sobre la amistad entre dos niños. Efectivamente, el poder de la sugerencia se ha puesto de manifiesto en la película de Mark Herman.
Como la idea es que el filme fuera visto por todos, se ha prescindido de escenas desagradables y todo se trata con mucho cuidado, porque la perspectiva desde la que se nos cuenta la historia es la de Bruno, un niño alemán de 8 años.
Una perspectiva parecida vimos hace unos años: Roberto Benigni en La vida es bella, le que sacaba partida sentimental al Holocausto y se lo presentaba como un juego a su hijo.
En El niño con el pijama de rayas se presenta la amistad que surge entre Bruno (alemán) y Shmuel (judío), uno a cada lado de la verja del campo de concentración. La imagen es desgarradora y tierna en sí misma. Ellos desconocen a lo que pasa y se preguntan si hay algún vestigio de razón en todo aquello. Nosotros también, a pesar de que conocemos los detalles.
Es bueno recordar un error de la magnitud del Holocausto. Ahora que surge un movimiento neo-nazi en el mundo, es pertinente no olvidar los 6 millones de judíos exterminados por los nazis.
El niño con el pijama de rayas se presta, dada su delicadeza, para verla en compañía de nuestros hijos adolescentes y reflexionar sobre uno de los capítulos más irracionales en la historia de la humanidad.
jueves, junio 25, 2009
Mulholland Drive: ¿Obra Maestra o broma?
Hay películas cuyos contenidos resultan incomprensibles para el público acostumbrado al cine hecho en Hollywood, es decir, el cine menos imaginativo.
En un lugar destacado de esa lista está Mulholland Drive (2001), enigmático filme de David Lynch.
Lynch es, sin duda, el más perturbador director de cine americano de nuestros días y puede jactarse de haber construido un universo propio en el que están presentes muchas constantes: obsesiones sexuales, búsqueda de identidad, angustias existenciales y un largo etcétera.
Pero su universo requiere para su lectura de toda la atención posible del espectador para sus detalles y, paradójicamente, de un profundo sentido de relajación mental frente al hecho fílmico. No es posible ver una película de Lynch y atender una llamada telefónica sin que perdamos un detalle esencial en el camino.
Y Mulholland Drive es el tipo de filme que provoca una cantidad extraordinaria de preguntas y, en retorno, nos ofrece pocas respuestas.
El proyecto surgió como piloto de una serie de televisión que emitiría ABC. Pienso en la cara de incredulidad de sus ejecutivos cuando vieron esta vaina de Lynch que les costó $8 millones de dólares. Como consecuencia todo se desestimó y se engavetó hasta que Studio Canal, ofreció comprar los derechos y puso $7 millones más para rodar escenas extras y convertir aquello en el largometraje que conocemos.
Ya conocen lo caprichoso del destino: Lynch ganó la Palma de Oro al Mejor Director en el Festival de Cannes y Mulholland Drive fue considerada la Mejor Película del año por el Círculo de Críticos de New York y por la Sociedad de Críticos de Estados Unidos.
Para quienes la película resulta incomprensible, sobre todo aquellos que tratan de darle una lectura lógica y lineal, creen que se trata de una tomadura de pelo de Lynch y de los críticos que tampoco la entendieron.
Para los que creen que es una Obra Maestra (entre los que me incluyo) es una película a la que siempre le descubren algún nuevo detalle que valida su creencia.
Lo que me parece una broma es la guía de 10 pistas que ha elaborado el mismísimo David Lynch para resolver el misterio de Mulholland Drive:
1. Pongan particular cuidado al inicio de la película, por lo menos 2 pistas son reveladas antes de los créditos.
2. Consideren lo que sucede en las tomas de la lámpara roja.
3. ¿Pueden recordar el título de la película para la que Adam Kesher está audicionando actrices? ¿Se menciona de nuevo?
4. Un accidente es un evento terrible... consideren el lugar donde ocurrió el siniestro.
5. ¿Quién entrega una llave? ¿Por qué?
6. Presten atención a los siguientes objetos: un cenicero, una taza de café y una alfombra.
7. ¿Qué sucede dentro del “Club Silencio”?
8. ¿El talento fue lo único que ayudó a Camilla?
9. Noten qué sucede con el hombre que está detrás de "Winkies"
10. ¿Dónde está la tía Ruth?
Si quiere y su agenda se lo permite, le invito a que se dé un paseíto por Mulholland Drive. La aventura está garantizada.
En un lugar destacado de esa lista está Mulholland Drive (2001), enigmático filme de David Lynch.
Lynch es, sin duda, el más perturbador director de cine americano de nuestros días y puede jactarse de haber construido un universo propio en el que están presentes muchas constantes: obsesiones sexuales, búsqueda de identidad, angustias existenciales y un largo etcétera.
Pero su universo requiere para su lectura de toda la atención posible del espectador para sus detalles y, paradójicamente, de un profundo sentido de relajación mental frente al hecho fílmico. No es posible ver una película de Lynch y atender una llamada telefónica sin que perdamos un detalle esencial en el camino.
Y Mulholland Drive es el tipo de filme que provoca una cantidad extraordinaria de preguntas y, en retorno, nos ofrece pocas respuestas.
El proyecto surgió como piloto de una serie de televisión que emitiría ABC. Pienso en la cara de incredulidad de sus ejecutivos cuando vieron esta vaina de Lynch que les costó $8 millones de dólares. Como consecuencia todo se desestimó y se engavetó hasta que Studio Canal, ofreció comprar los derechos y puso $7 millones más para rodar escenas extras y convertir aquello en el largometraje que conocemos.
Ya conocen lo caprichoso del destino: Lynch ganó la Palma de Oro al Mejor Director en el Festival de Cannes y Mulholland Drive fue considerada la Mejor Película del año por el Círculo de Críticos de New York y por la Sociedad de Críticos de Estados Unidos.
Para quienes la película resulta incomprensible, sobre todo aquellos que tratan de darle una lectura lógica y lineal, creen que se trata de una tomadura de pelo de Lynch y de los críticos que tampoco la entendieron.
Para los que creen que es una Obra Maestra (entre los que me incluyo) es una película a la que siempre le descubren algún nuevo detalle que valida su creencia.
Lo que me parece una broma es la guía de 10 pistas que ha elaborado el mismísimo David Lynch para resolver el misterio de Mulholland Drive:
1. Pongan particular cuidado al inicio de la película, por lo menos 2 pistas son reveladas antes de los créditos.
2. Consideren lo que sucede en las tomas de la lámpara roja.
3. ¿Pueden recordar el título de la película para la que Adam Kesher está audicionando actrices? ¿Se menciona de nuevo?
4. Un accidente es un evento terrible... consideren el lugar donde ocurrió el siniestro.
5. ¿Quién entrega una llave? ¿Por qué?
6. Presten atención a los siguientes objetos: un cenicero, una taza de café y una alfombra.
7. ¿Qué sucede dentro del “Club Silencio”?
8. ¿El talento fue lo único que ayudó a Camilla?
9. Noten qué sucede con el hombre que está detrás de "Winkies"
10. ¿Dónde está la tía Ruth?
Si quiere y su agenda se lo permite, le invito a que se dé un paseíto por Mulholland Drive. La aventura está garantizada.
viernes, junio 12, 2009
UP: el nuevo éxito de la Factoría Pixar
Hace sólo unos días, UP: una aventura de altura, de Pete Docter, hizo historia cuando inauguró el Festival de Cannes. Por primera vez en el festival de cine más prestigioso del mundo, un largometraje de animación era seleccionado para su noche inaugural.
UP también debutó en el primer puesto de las taquillas en Estados Unidos y, al momento que escribo estas líneas, tiene un total de US$137 millones recaudados.
Consulto mi bola de cristal para el primer pronóstico de la temporada. Se ve clarísimo: el 7 de marzo de 2010, UP: una aventura de altura será premiada con el Oscar a la Mejor Película de Animación. Será el quinto Oscar que gana Pixar, una factoría que tan sólo tiene producidas 10 películas.
Esta impresionante historia de éxitos comenzó en 1995 con el lanzamiento de Toy Story, dirigida por John Lasseter, el genio que se esconde detrás del logo de Pixar. Este fue el primer filme completamente generado por computadoras (CGI, por sus iniciales en inglés) y significó el descubrimiento de un nuevo mundo de posibilidades en el campo de la animación. Fue galardonado con un Oscar especial.
Le siguió Bichos (1998, John Lasseter) que recaudó unos US$163 millones en las taquillas. Toy Story 2 fue lanzada en el 1999 y sus US$246 millones en las taquillas no dejaban lugar para las dudas: estaban en presencia de un filón de oro.
Monsters, Inc (2001) no sólo significó el debut como realizador de Pete Docter, sino también el establecimiento de Pixar como indiscutible sello de garantía taquillera: su recaudación fue de US$256 millones.
Vino entonces Buscando a Nemo (2003). Otro de los animadores de Pixar, Andrew Stanton, debutó como realizador del filme que recaudó unos US$340 millones y se llevó el Oscar como Mejor Filme de Animación.
Los increíbles fue el lanzamiento Pixar para el 2004. Esta vez dirigió Brad Bird, la taquilla fue excelente (US$261 millones) y se llevó el Oscar como Mejor Filme de Animación.
Cars en el 2006 sirvió para la vuelta de Lasseter como director y engrosó a las arcas de sus productores la nada despreciable suma de US$244 millones.
Ratatouille (2007), segundo trabajo de Brad Bird, se disfrutó como un plato gourmet por los cinéfilos y consiguió US$206 millones en las taquillas.
Apenas el pasado año, Wall-E (Andrew Stanton) sobrepasó todas las expectativas con US$223 recaudados y su flamante Oscar como Mejor Filme de Animación. Ojo: la Asociación de Críticos de Los Angeles la eligió Mejor Filme del Año.
Hago un alto y disparo un axioma simple: Pixar es una auténtica factoría de éxitos.
Consulto de nuevo la bola de cristal y veo claramente que la buena racha continuará: para el próximo año ya está lista Toy Story 3. Para el 2011 serán The Bear and the Bow y Cars 2; mientras se ultiman detalles para el lanzamiento de Newt en el 2012.
Cuentan las buenas lenguas que Sulley (el oso de Monsters) quiere volver y que, con suerte, eso sucederá en el 2013.
UP también debutó en el primer puesto de las taquillas en Estados Unidos y, al momento que escribo estas líneas, tiene un total de US$137 millones recaudados.
Consulto mi bola de cristal para el primer pronóstico de la temporada. Se ve clarísimo: el 7 de marzo de 2010, UP: una aventura de altura será premiada con el Oscar a la Mejor Película de Animación. Será el quinto Oscar que gana Pixar, una factoría que tan sólo tiene producidas 10 películas.
Esta impresionante historia de éxitos comenzó en 1995 con el lanzamiento de Toy Story, dirigida por John Lasseter, el genio que se esconde detrás del logo de Pixar. Este fue el primer filme completamente generado por computadoras (CGI, por sus iniciales en inglés) y significó el descubrimiento de un nuevo mundo de posibilidades en el campo de la animación. Fue galardonado con un Oscar especial.
Le siguió Bichos (1998, John Lasseter) que recaudó unos US$163 millones en las taquillas. Toy Story 2 fue lanzada en el 1999 y sus US$246 millones en las taquillas no dejaban lugar para las dudas: estaban en presencia de un filón de oro.
Monsters, Inc (2001) no sólo significó el debut como realizador de Pete Docter, sino también el establecimiento de Pixar como indiscutible sello de garantía taquillera: su recaudación fue de US$256 millones.
Vino entonces Buscando a Nemo (2003). Otro de los animadores de Pixar, Andrew Stanton, debutó como realizador del filme que recaudó unos US$340 millones y se llevó el Oscar como Mejor Filme de Animación.
Los increíbles fue el lanzamiento Pixar para el 2004. Esta vez dirigió Brad Bird, la taquilla fue excelente (US$261 millones) y se llevó el Oscar como Mejor Filme de Animación.
Cars en el 2006 sirvió para la vuelta de Lasseter como director y engrosó a las arcas de sus productores la nada despreciable suma de US$244 millones.
Ratatouille (2007), segundo trabajo de Brad Bird, se disfrutó como un plato gourmet por los cinéfilos y consiguió US$206 millones en las taquillas.
Apenas el pasado año, Wall-E (Andrew Stanton) sobrepasó todas las expectativas con US$223 recaudados y su flamante Oscar como Mejor Filme de Animación. Ojo: la Asociación de Críticos de Los Angeles la eligió Mejor Filme del Año.
Hago un alto y disparo un axioma simple: Pixar es una auténtica factoría de éxitos.
Consulto de nuevo la bola de cristal y veo claramente que la buena racha continuará: para el próximo año ya está lista Toy Story 3. Para el 2011 serán The Bear and the Bow y Cars 2; mientras se ultiman detalles para el lanzamiento de Newt en el 2012.
Cuentan las buenas lenguas que Sulley (el oso de Monsters) quiere volver y que, con suerte, eso sucederá en el 2013.
lunes, junio 01, 2009
El sueño americano es sólo un sueño
Les voy a describir una postalita: Frank y April Wheeler es una linda parejita que quieren levantar una linda familia. Para eso, se compran una linda casita en las afueras de Connecticut para criar a sus lindas criaturitas Jennifer y Michael, lejos del bullicio de la ciudad. Comen perdices y viven felices. En realidad, todo es una farsa en la que se ocultan las frustraciones acumuladas a lo largo de los años de vida simple.
Revolucionary Road o Sólo un sueño es el más contundente alegato que hemos visto de los últimos tiempos contra el sueño americano.
Sin duda, la primera columna sobre la que descansa la excelencia de este filme es su director Sam Mendes, quien tuvo uno de los debuts más impresionantes de la historia del cine: American Beauty (1999), ganadora de 5 Oscars incluyendo Mejor Película y Mejor Director. Posteriormente, Mendes dirigió Road to Perdition (2002) y Jarhead (2005).
Otra de las columnas sobre la que se sustenta Sólo por un sueño es su pareja de actores: Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, quienes coincidieron en el rodaje de Titanic. Gracias al éxito de la cinta de Cameron a ambos se les ha hecho más difícil ser reconocidos como parte de los mejores actores de su generación.
Para Leo dos de sus problemas más graves son su babyface y su enorme popularidad, sobre todo en el público femenino. Muy pocos en la Academia lo toman en serio, aunque nadie pone en duda su talento y el hecho de que ha brindado tantas brillantes actuaciones como cualquiera en los últimos años: Pandillas de New York, El aviador, Infiltrados, Diamantes de sangre.
Con Winslet el proceso evolucionó más rápidamente. Sabemos que este mismo año, Winslet recibió dos Globos de oro (uno de ellos por Sólo un sueño) y también el Oscar por su actuación en The Reader. Ella ha desarrollado una carrera realmente admirable, con actuaciones como: Little Children, Finding Neverland y Iris.
Ahora, en Sólo por un sueño ambos brindan la mejor actuación de sus carreras.
Uno de los aspectos más destacables del filme de Mendes es la minuciosa exposición que hace de los detalles de una vida (simple) de pareja.
Los problemas comienzan cuándo sus protagonistas se cuestionan si ha valido la pena sacrificar sus sueños: él, vivir en París en lo que descubre su vocación artística; ella, ser actriz. Los Wheeler se han conocido en un ambiente de bohemia y soñadores y se han visto complementados en el otro en la tarea de llegar a ser. Han formado una linda parejita, que vive en una linda casita y forma una linda familia. Pero eso está muy distante de sus sueños.
Su relación puede servirnos para establecer que no es saludable renunciar a los sueños por irrealizables que parezcan porque ese vacío se queda entre nosotros.
En Revolucionary Road, los Wheeler viven el sueño americano. Pero eso no es suficiente porque, como dijo Calderón de la Barca: “y los sueños, sueños son”.
Revolucionary Road o Sólo un sueño es el más contundente alegato que hemos visto de los últimos tiempos contra el sueño americano.
Sin duda, la primera columna sobre la que descansa la excelencia de este filme es su director Sam Mendes, quien tuvo uno de los debuts más impresionantes de la historia del cine: American Beauty (1999), ganadora de 5 Oscars incluyendo Mejor Película y Mejor Director. Posteriormente, Mendes dirigió Road to Perdition (2002) y Jarhead (2005).
Otra de las columnas sobre la que se sustenta Sólo por un sueño es su pareja de actores: Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, quienes coincidieron en el rodaje de Titanic. Gracias al éxito de la cinta de Cameron a ambos se les ha hecho más difícil ser reconocidos como parte de los mejores actores de su generación.
Para Leo dos de sus problemas más graves son su babyface y su enorme popularidad, sobre todo en el público femenino. Muy pocos en la Academia lo toman en serio, aunque nadie pone en duda su talento y el hecho de que ha brindado tantas brillantes actuaciones como cualquiera en los últimos años: Pandillas de New York, El aviador, Infiltrados, Diamantes de sangre.
Con Winslet el proceso evolucionó más rápidamente. Sabemos que este mismo año, Winslet recibió dos Globos de oro (uno de ellos por Sólo un sueño) y también el Oscar por su actuación en The Reader. Ella ha desarrollado una carrera realmente admirable, con actuaciones como: Little Children, Finding Neverland y Iris.
Ahora, en Sólo por un sueño ambos brindan la mejor actuación de sus carreras.
Uno de los aspectos más destacables del filme de Mendes es la minuciosa exposición que hace de los detalles de una vida (simple) de pareja.
Los problemas comienzan cuándo sus protagonistas se cuestionan si ha valido la pena sacrificar sus sueños: él, vivir en París en lo que descubre su vocación artística; ella, ser actriz. Los Wheeler se han conocido en un ambiente de bohemia y soñadores y se han visto complementados en el otro en la tarea de llegar a ser. Han formado una linda parejita, que vive en una linda casita y forma una linda familia. Pero eso está muy distante de sus sueños.
Su relación puede servirnos para establecer que no es saludable renunciar a los sueños por irrealizables que parezcan porque ese vacío se queda entre nosotros.
En Revolucionary Road, los Wheeler viven el sueño americano. Pero eso no es suficiente porque, como dijo Calderón de la Barca: “y los sueños, sueños son”.